proyects between arts, between people, between cultures  

 

CONCEPTUALIZACION DE PROYECTOS ARTISTICOS

Cursos y asesorías


“Conócete a ti mismo” - esta frase estaba escrita sobre la entrada al oráculo de Delfos en la antigua Grecia. Es un sabia recomendación, sin duda, y es un conocimiento definitivamente imprescindible para el artista que quiera valerse en el mercado del arte actual: para colocar su obra y posicionarse a sí mismo como creador, el artista debe saber muy bien de qué -y de quién- habla.
Pues es bien sabido que hoy en día no basta tener talento; para poder montar su obra en un espacio, para postular a una beca, para conseguir financiación de proyectos, en fin, para poder vender su trabajo (y no sus ilusiones), es de vital importancia que el artista sepa presentar su obra. Y el cimiento de esa presentación, el punto de partida de cualquier proyecto o carpeta, es el concepto de sí mismo. En otras palabras, el artista debe poder definir y describir su propuesta, sus temas, su estilo, precisar un hilo rojo en sus intereses y en su obra, y poder involucrar tanto al cliente como al público en general.

El curso de conceptualización para proyectos artísticos tiene como objetivo dar las herramientas necesarias para que el artista pueda por un lado definirse a sí mismo y por otro elaborar conceptos para proyectos específicos. Para ello trabaja a partir de dos metáforas: la mayéutica y la propiocepción.

- La palabra “mayéutica” viene de “dar a luz,” en el sentido de hacer descubrir, mediante preguntas, las ideas que el alumno ya lleva en sí - pues todo creador tiene intenciones, intereses, inquietudes y un concepto de qué es arte para él. Es hurgar en uno mismo para hallar ese hilo rojo que tan pocas veces nos es obvio, y encontrar cómo precisarlo ante los demás.

- Aparte de revelar ante uno mismo qué es lo que se quiere decir, es primordial definir el lenguaje con el cual decirlo, el lenguaje propio. El término propiocepción describe la percepción del cuerpo propio; de la misma manera, para una autodefinición y un autoposicionamiento dentro del contexto artístico, el artista ha de saber
• cómo está parado: cómo son y cómo están sus herramientas, cuáles son sus fuerzas y debilidades, hacia donde mira y hacia donde no;
• dónde está parado: cuál es su ubicación dentro del universo de corrientes artísticas, y en que punto de su aprendizaje y desarrollo se encuentra;
• y sobre qué está parado: sobre qué técnicas y qué premisas.

Un tercer paso es aprender a detectar los intereses del cliente -por ejemplo de una fundación que otorga becas-, determinar los puntos que se tienen en común, y usarlos como argumentos para elaborar un proyecto coherente y convincente.

La estructura del taller contiene tres fases:
• En la primera se expone la necesidad del trabajo conceptual, para luego introducir a herramientas generales, tales como cuestionar estructuras de pensamiento acostumbradas (¿hay alguna definición de arte de validez indiscutida?), cristalizar intereses desde el bagaje emocional, ordenar y relacionar ideas y enlazar argumentos (a través de diversas técnicas como brainrain, mindmapping, nociones de retórica, etc.). Ya que el aprendizaje de estas herramientas requiere de práctica individual, esta fase necesita de una a dos semanas y basa su dinámica en el trabajo dentro de pequeños grupos conformados por máximo tres participantes.

• La segunda fase, después de una pausa que permite a los participantes madurar sus ideas, consiste en un seguimiento de los proyectos elaborados en la primera. Con el fin de examinar tanto la claridad como la coherencia del trabajo, el alumno debe presentarlo y defenderlo ante toda la clase. El resto de la semana se revisa y fortalece las propuestas dentro de grupos pequeños.

• La tercera y última, también de una semana, contiene una etapa final de asesoría individual para pulir los proyectos de cada alumno y la ulterior evaluación de estos, tanto por parte del maestro como del grupo.
El producto del taller es una carpeta de presentación que describa la propuesta general del artista. Este material le servirá como punto de partida para elaborar carpetas, páginas web y otro material de promoción propia. En caso que surja la necesidad, una cuarta fase podría contener asesoría y acompañamiento en la elaboración de las líneas de acción principales de un proyecto grupal (tales como montaje, espacio de enseñanza, etc.), incluyendo el análisis de los intereses de un cliente específico y el ajuste del discurso promocional hacia los objetivos compartidos con él.

 

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